Una escuela en la chabola

Estamos en uno de los asentamientos de trabajadores del campo en la provincia de Huelva, en esta ocasión en las plantaciones de frutos rojos de Lucena del Puerto. Aquí migrantes de distintas procedencias trabajan para ganar un jornal sin apenas entender el idioma ni las normas de España. Al acabar el trabajo y gracias a los voluntarios como Paqui o Juan, reciben clases de español en una chabola con la pretensión de que puedan comunicarse y aliviar el aislamiento lo más posible. Sus vidas son difíciles en sí mismas, no tienen agua, ni luz y las condiciones son bastante precarias. 

Desde hace unos meses un grupo de personas ha abierto para enseñar castellano a las personas que viven en este y otros asentamientos de trabajadores migrantes. La chabola sustituye a otra que destruyó un incendio hace 3 años y en el que fallecieron dos personas.

Les enseñan a hablar y escribir español, sumar, restar, multiplicar. Nociones básicas para que puedan desenvolverse solos.

En Solidarios hablamos con los voluntarios y también con los alumnos y alumnas que proceden de Marruecos, Senegal, Mali y que estudian con material escolar que proporciona una empresa holandesa pendiente en Europa de los campos de Almería y Huelva y de sus condiciones de trabajo.